lunes, 3 de septiembre de 2018

El Noctambulo nº 33 del domingo 02 de septiembre de 2.018


El noctámbulo
Informativo amplio              Edición Domingo  Hoy 02 de SEPTIEMBRE de 2.018 nº 33   Precio: 2 reales




   SUMARIO

1.     TESTIMONIO DE VIDA,  por Juan Quintín
2.     EL BUEN VIVIR, Migas, por Luigi Palatino
3.     ESQUINA SUR: MÚSICA “El Tango capítulotercero”, por Julia Blanc-sec
4.     ESQUINA NORTE: LIBROS, por Julia Blanc-sec
5.     DESTELLOS DE MI MUNDO, por Marta Díaz
6.     LEYENDAS URBANAS, por El Matritense castizo
7.     AL DIRECTOR QUE LE DEN
8.     GALERÍA DE SOUVENIRS, Fotos inéditas




TESTIMONIO DE VIDA

LA  ALEGRE ADOLESCENCIA VIII

Por Juan Quintín


En los deportes practicábamos los dos preferidos, futbol y baloncesto. Esto, unido a El Burro, llenaban todas nuestras actividades deportivas. Cumplíamos con la regla repetida machaconamente por nuestros adultos de aquello de “Mens sana in corpore sano” que cuando fuimos mayorcitos cambiamos por “Mens sana in corpore estupendo” al vislumbrar cualquier falda.
Descendiendo de nivel, en los recreos lluviosos jugábamos a carreras de chapas sobre los pretiles del enorme ventanal que había en cada piso de aulas. También, y en ausencia del señor Magariños, hacíamos carreras en el pasillo con las sillas, en marcha atrás e impulsadas por los pies.
                 
                                   

















Imágenes del partido, 1951, entre alumnos y profesores, con madrinas incluidas. La de oscuro era profesora de Ciencias y reconozco que para mí con 15 años era muy atractiva. El árbitro era el del caballo
Llegaba el verano y se abría la piscina del Ramiro. Con trampolín y todo. Lo que no tenía era depuradora. Pese a la pertinaz sequía (sic) de aquellos años, la debían rellenar con agua nueva los domingos.
Después del baño, en un chiringuito saboreábamos unos trozos de hielo casero con palito que se rociaban con esencias de distintos sabores y colores. Fueron los antecedentes de los polos industriales. Éramos indemnes a los bacilos estomacales y a las bacterias que no eran del régimen.
Me acuso de que de pequeño no jugué nunca al aro. En algunas mañanas de verano, íbamos mi hermana y yo al Retiro y mi padre nos alquilaba por una hora sendas bicicletas; al principio, y hasta que aprendí a manejar las de dos ruedas, usaba un triciclo de ruedas enormes con gran facilidad para el vuelco.
Mi aprendizaje en bicicleta no debió ser muy completo ya que en años posteriores cuando intenté acompañar a mis hijos la dificultad estaba en que no encontraba forma de girar en las curvas. He desistido de circular salvo en las rectas infinitas.
Tuve la suerte de tener dos hermanos que practicaban el esquí y la montaña. Les acompañaba algunos domingos. Me puse los esquís por primera vez cuando tenía 11 años, o sea en 1.947. Ya explicaré con detalle las diferencias con el esquí de mis hijos cuarenta años después.
Cuando nació mi primera sobrina, y lo hizo en la casa de mi padres por una cabezonada de los progenitores primerizos, la decencia obligaba a que en mis tiernos 11 años no pudiese asistir a la conmoción de un parto, ya que además se presumía que yo era creyente de las cigüeñas postales. Mis padres encargaron a mis hermanos que me quitaran de la escena  y me llevaron a una acampada al borde de la Laguna de Peñalara, en el interior de la Sierra de Guadarrama, próxima a Madrid. Menos mal que era verano porque el parto se dilató y mi acampada duró más de lo previsto, acabándose las provisiones de huevos duros, empanadillas y latas de sardinas. Tuvimos que acercarnos al próximo Puerto de Navacerrada para la reposición y para telefonear a casa preguntando si ya había fumata blanca.
Coincidieron mis años de bachillerato con la dedicación a mi perro Stalin, que adopté en Tafalla de Navarra, llamado así porque si veía una sotana, entonces muy corrientes, o un uniforme de guardia civil con tricornio, les enfilaba gruñendo, con los dientes fuera y el pelo erizado.

Si no había sotanas ni tricornios, era un perro tranquilo con grandes aptitudes para el buceo y para pisarse las orejas.
En la calle, llamarle a voces con su nombre para que dejara de perseguir a un cura corriendo con la sotana arremangada tenía en aquellos años mucho morbo. Tanto que en esos casos decidí llamarle Stan. Algunos años íbamos en la festividad de San Antón a la calle Hortaleza de Madrid, donDe pasábamos por delante del pórtico de la Iglesia del Santo, donde el párroco nos rociaba con agua bendita y decía el nombre de Stan mejor que el de Stalin lo cual hubiera sido un contrasentido.
Pasábamos todos los familiares de animales de compañía, gatos, perros, canarios, tortugas.. Incluidos los caballos percherones de los carros de cerveza de MAHOU
Nunca a Stalin lo clasifiqué por su raza, lo mismo que no lo hacía con mis amigos.

En la foto no se nota. Su color era castaño oscuro y tenía pelos blancos como hilillos de plata.
Le atropello un coche y le envenenó un fontanero que vino a casa, pero salió de ambos percances y al cabo de los años, cuando aún era joven falleció como el caballero que era de un ataque al corazón





EL BUEN VIVIR
MIGAS
Por Luigi Palatino
Se avecina la vendimia de 2.018, esperanzadoramente excelente, sobre todo del paralelo  40º25´08”N  hacia el Norte
Las fotos que acompañan son de la vendimia de 2.017 en la finca El Gallo, El Ciego, Rioja Alavesa, de Bodegas MURIEL di cui parlare un altro giorno.


Después de este prolegómeno que hace vibrar nuestro paladar, me referiré a un piatto tipico manchego, conocido desde hace siglos y que incluso aparece en El Quijote, como son LAS MIGAS
Hace años, al poco de inaugurar mi restaurante en Socuellamos, me invitó un amigo a visitar Almagro y sus alrededores.
Nel paesaggio de esa región destacan unas formaciones cónicas, correspondientes a viejos volcanes, actualmente tan apagados como las calderas de Pedro Botero, de las que nadi, incluidos los curas,e  habla hoy día.
La loro formazione es de rocas y piedras de basalto, cenizas, piedra pómez,…
Hubo que restringir la explotación de estas colinas, por parte de las empresa cementeras, per evitare la loro scomparsa.
In ricette para hacer cemento, me enteré entonces, que añadiendo una cucharadita de estos materiales se obtenía un sabroso cemento muy apreciado en la construcción de embalses y pantanos.
In quelli anni de fiebre pantanal, una fábrica de Toledo había surtido de este guiso a quai tutti i grandi impianti idraulici.
Visitando una de estas canteras, in una giornata con delle piove, con el frío incipiente de los últimos días de septiembre, me encontré con un señor rubiales con escasez y gordito casi en demasía che in più era inglese. Se presentó como Sir Lewis Wooster, director de una cementera toledana e interesado en llevarse el mayor trozo posible del volcán.
Se montó un toldo para acogernos y unos operatori  affascinanti prepararon en un momento una amplia y generosa fuente de MIGAS, como tentempié y para contrarrestar el frío.
Todos juntos, con el típico ademán español de cucharada y paso atrás, disfrutamos del guiso al que se añadieron uvas blancas de la reciente vendimia y por supuesto se regó con vino de Valdepeñas, tinto reserva de  “El Señorío de los Llanos”
Vi como se hacían e ho ncorporato il piatto nel mio restaurante

La receta è molto semplice pero tiene una particularidad. El pan debe ser de trigo, de hogaza castellana, de dos días anteriores. Se corta en rebanadas, se desmiga y se añade un vasito de agua con sal, se remueven y se colocan sobre un paño blanco. Se envuelven y se voltean para que se hidraten bien.
Se deja en el frigorífico un par de horas.
Mientras, en una sartén freímos panceta en trozos y posteriormente chorizo en rodajas. Reservamos colando el aceite que se vuelve a calentar flojo. Se le añaden un par de dientes de ajo y cuando estén ligeramente dorados, se vuelcan las migas. Remover continuamente con cucara o paleta de madera. Cuando están doradas se añade la carne de un pimiento choricero. (Venden unos tarritos con la carne del pimiento ya preparada). Después la panceta y el chorizo. Remover y servir caliente.


Variantes de añadidos:
Los normalitos son uvas o tozos de melón o chocolate en trozos o guisado
L'eccezione che vi consiglio es depositar sobre las migas un huevo frito y entonar el Aleluya de Händel a capella







La alegre Buhardilla
Separata cultural Edicionconjunta El noctambulo de Hoy 02  de Septiembre de 2.018 nº 33      Precio: 2 reales

ESQUINA SUR: MÚSICA
Por Julia Blanc-sec


El Tango, capítulo tercero 

“Los ladrones” (Cuarteto Cedrón)




En esta última entrega de la evolución del Tango al ritmo del aire de los tiempos, nos detenemos en un grupo verdaderamente importante y contemporáneo. El cuarteto Cedrón, nacido en Buenos Aires en 1964 y crecido en el exilio parisino de sus fundadores allá por los años ’70 del siglo pasado, ha incorporado a un género tradicional las letras de los mejores poetas del siglo, letras que son poemas que no nacieron para ser cantados y que reflejan  las corrientes literarias más vanguardistas: desde el modernista peruano César Vallejo hasta el Julio Cortázar más surrealista,  pasando por el simbolismo intimista de Antonio Machado, el más joven de los poetas de la generación del 98 española,  el “distanciamiento” realista de Bertold Brecht (creador del teatro épico, “La ópera de los tres centavos”) y el lirismo apasionado de Dylan Thomas.
A todos ellos, y a muchos más, les ha puesto ritmo de tango, milonga, vals o candombe el Cuarteto Cedrón, liderado por Juan “Tata” Cedrón, compositor, guitarra y voz del grupo, que ya ha cumplido medio siglo de andadura en distintas formaciones porque durante un tiempo fue trío, conjugando música popular argentina y modernidad de un tango abierto a los influjos de su época, en una especie de juventud intemporal. El Cuarteto Cedrón elige poetas que hablan del amor, de la muerte y de lágrimas, de soledad y de lunas danzarinas.
El Cuarteto del “Tata” Cedrón nace en 1964 en Argentina y ese mismo año abre  el primer café-concierto de Buenos Aires: “Gotán”, donde compartieron escenario con los mejores representantes del tango de aquella época. En el año 1974 los integrantes del grupo deciden radicarse en Francia. Desde entonces, y hasta nuestros días, el estilo singular del Cuarteto Cedrón se ha escuchado tanto en los escenarios más populares, como en los de mayor prestigio (Théâtre de la Ville, Olimpia, Opera de Lyon, etc.). Residente en París, comenzó por musicalizar poemas de Raúl González Tuñón (sus versiones de “Los ladrones” y “Eche veinte centavos en la ranura” alcanzaron notoriedad), así como trabajos de Juan Gelman y otros poetas argentinos. Los cantó en ritmo de tango o vals criollo, con un peculiar arrastre vocal de linaje arrabalero que desde mediados de los años sesenta le generó una fuerte admiración entre los intelectuales franceses. En 1999 logró materializar el sueño de crear una de esas orquestas típicas que animaban los bailes de Buenos Aires en los años 40 y 50. Así nació “La Típica” Orquesta de Tango en la que, junto al cuarteto, tocan músicos argentinos, uruguayos y franceses para interpretar obras de Pugliese, Tarantino, Troilo o Gobbi, junto con composiciones del mismo Juan Cedrón.
 El repertorio del grupo, expresado en 27 obras discográficas, comprende fundamentalmente tangos, pero también están presentes candombes, valses y canciones camperas de todas las épocas, rozando el jazz o la música clásica. La opción por la poesía es unificadora y permite ir más allá de las fronteras culturales o regionales.
El poeta y periodista argentino Raúl González Tuñón nació en el barrio porteño de Once, en 1905. Con menos de 20 años publicó sus primeros poemas en Caras y Caretas, y en 1923 participó en Proa, revista mural fundada por Jorge Luis Borges. Poco después entró a trabajar como periodista en el diario Crítica. Su atmósfera y sus temas, estrechamente ligados a la vida en la ciudad, han sido abordados por una gran cantidad de artistas de la música argentina, desde el rock hasta el folclore.En 1930 publicó uno de sus libros más famosos:
 “La calle del agujero en la media”:
“Yo conozco una calle que hay en cualquier ciudad,
una calle que nadie conoce ni transita.
Solo yo voy por ella con mi dolor desnudo,
solo con el recuerdo de una mujer querida.
Está en un puerto. ¿Un puerto? Yo he conocido un puerto.
Decir: Yo he conocido, es decir: Algo ha muerto”.

Tuñón brilla como poeta urbano. Tras un viaje a París, donde conoce a André Breton y otras figuras del surrealismo, se sitúa en un mundo de códigos culturales que comienza a incluir la política. Su poesía es experimental pero también un oficio, similar al del titiritero o el prestidigitador, una cierta magia de la modernidad que no niega la inmundicia del mundo, sino que la contiene.

Los ladrones usan gorra gris, bufanda oscura y camiseta a rayas.
Algunos llevan una linterna sorda en el bolsillo. Por otra parte, se enamoran de robustas muchachas, coleccionan tarjetas postales y a veceslucen un tatuaje en el brazo izquierdo, una flor, un barco y un nombre:Rosita. Todos los ladrones están enamorados de Rosita y yo también. Losladrones saben silbar, bajarse de los coches en movimiento y bailar elvals. Aman sobre todo a la madre anciana y cuando ésta se les muerecantan un tango, lloran desconsoladamente y, de los objetos dejados porla muerta a repartirse entre los hermanos, eligen una virgen de plata y  el canario.

Vengan a verlos por la mañana
con la gorra hasta las orejas.
Han desvalijado a las viejas
del Asilo de las Hermanas.

Dilapidarán sus dineros
con mujeres y malandrinos
en pocilgas y merenderos,
en milongas y clandestinos.

Oirán un tango de Pracánico
y en lo del Pena ole con ole
mientras sueñan con Rocambole
las muchachas en el Botánico.

Del Parque Goal el payador
humedecerá sus mejillas
cantando sombrías coplillas
de sangre, de muerte y de amor.

A la noche con la mamúa
irán de pura recalada
a besar la crencha engrasada
que cantó Carlos de la Púa.

Y son humanos, inhumanos,
fatalistas, sentimentales,
inocentes como animales
y canallas como cristianos.

Ninguna angustia los desgarra.
Cada cual vive como quiere.
Cuando la madre se les muere
le ponen luto a la guitarra.

(Música: Juan Cedrón, Letra: Raúl G








ESQUINA NORTE : LIBROS

Por Julia Blanc-sec

Cartas, de Jack Kerouac y Allen Ginsberg: ascenso y caída de una generación magnífica

"(Yo no soy)… ni romántico ni visionario, y esa es mi debilidad y quizá mi fuerza, en cualquier caso se trata de una diferencia. En sentido menos romántico y menos visionario, yo soy judío (con capacidad introspectiva y un eclecticismo inherente, quizá) pero soy ajeno a vuestra gracia natural, al espíritu que sabéis propio de un participante en Estados Unidos… " .
(Allen Ginsberg a Jack Kerouac, julio 1945)
"Una frase de mi diario: ‘Todos estamos encerrados en nuestra pequeña atmósfera de melancolía, como planetas, y dando vueltas alrededor del sol, nuestro corriente pero lejano deseo’. No muy buena, quizá, pero como se te ocurra robarme esta frase que es mía, te mataré en serio, para variar"
(Jack Kerouac a Allen Ginsberg, agosto 1945)
Lo que ha pasado a la historia de la Literatura con el nombre de Beat Generation, una fuerza literaria surgida
como una furia en la conservadora América de la posguerra de los años 1940-1950,  tiene muchos puntos en común con la « generación perdida » de los escritores americanos en el París de los años 1920, aparecida en los rescoldos de la primera Guerra Mundial. Ya entonces, EzraPound –un magnífico poeta y un inmenso bastardo, adorador de Mussolini-  aseguraba que existía siempre un desfase de veinte años entre la aparición de nuevas ideas artísticas y su aceptación. Cuando, en 1906,  Picasso enseñó a  la escritora y poetisa GertrudeStein el retrato que le había hecho, ella dijo: “No se me parece”. Picasso respondió: “Ya lo hará”. La escritora lo legó en 1946 al Metropolitan Museum, luego de enseñarlo durante mucho tiempo diciendo que era su mejor parecido. Lo mismo, tres cuartos de siglo después de iniciarse, el genio y la creación de la Generación Beat han encontrado el lugar que les corresponde por derecho en la historia de la literatura universal.
Dos iconos de la narrativa del siglo XX, Jack Kerouac y Allen Ginsberg,  crecen al unísono, como personas y como literatos, dejando constancia de su evolución en la correspondencia cruzada durante 25 años. El poema “Howl” de  Ginsberg alcanzó en 1956  un éxito, muy mediatizado sobre su presunta obscenidad, y el segundo libro de Jack Kerouac, “Onthe Road” (En la carretera, en el camino…) transformó un año más tarde a su autor en el novelista más popular de Estados Unidos.
 Las “Cartas” que se escribieron en las dos “décadas prodigiosas” de 1940-1950, publicadas por primera vez en  Estados Unidos en 2010 y editadas en España por Anagrama en la primavera de 2012, trascienden sus propias biografías. Son no sólo el relato de cómo fue adquiriendo cuerpo un controvertido movimiento literario sino también el resumen de todo el legado aportado por aquella generación, bastante maldita e increíblemente creativa: sus angustias, sus pretensiones, buena parte de la intimidad de los autores queda atrapada en esos escritos, más confesiones que una correspondencia al uso.  Unas veces se contestan y otras divagan, en aquellos cuartos de hotel y aquellos apartamentos siempre abiertos donde se colaban amigos y desconocidos, el jazz, el alcohol y la droga, compañeros de viaje y también de alucinación. Dos centenares de cartas que comienzan en 1944, cuando Ginsberg era estudiante en la Universidad de Columbia, y terminan poco antes de la muerte de Kerouac, en 1969.
Como en los mejores relatos policiacos de la época (Chandler, Carver, Ellroy…), las Cartas comienzan con Kerouac en la cárcel, en 1944, como presunto implicado en el asesinato del amigo común LucienCarr, y terminan con una muerte anunciada: “El volumen se lee como una novela de Dostoievski: comienza con un asesinato y termina, esencialmente, con un suicidio, la muerte de Kerouac a causa de una cirrosis hepática (conseguida a base de años de alcohol sin límites) en 1969…la vida real de los protagonistas de la literatura Beat: Kerouac, testarudo, paranoico, colérico, aunque enamorado de todas las personas que va conociendo; Ginsberg, el crío excitado sujeto a alucinaciones y consumido por la poesía” (M. Miller, TheObserver).  No solo es la crónica de una generación, es también el testimonio de una amistad profunda.
Kerouac y Ginsberg son los representantes de  un sui generis romanticismo norteamericano: no solo quieren que América les lea, quieren crear un país  nuevo, un lugar para “los locos,  demonios de las drogas y toxicómanos del sexo”. “Quiero escribir sobre la generación loca », le decía Kerouac a Ginsberg en 1949 a propósito de “On the Road”.  Pero la generación Beat fue más que Kerouac y Ginsberg ; hasta medio centenar de artistas, mayoritariamente escritores –mejores y no tanto- que con las cenizas de un desastre construyeron y contaron  un universo nuevo y, sin saberlo, hicieron de peaje  entre dos conflictos: habían dejado atrás la guerra del 39 pero se encontraron de frente con la de Vietnam.
Fue el hecho de mirar a la muerte cara a cara y tener que enfrentarse a la ley lo que, en principio, hizo que Kerouac y Ginsberg se tomaran en serio el uno al otro, cuando nadie daba un duro por sus aspiraciones, comentando sin escatimar críticas sus respectivos trabajos creativos. Hijos de la posguerra, herederos de la Gran Depresión, insatisfechos por el desfase existente entre el discurso público y la marginación de los jóvenes, ellos mismos fueron sus mejores agentes de relaciones públicas, se dedicaban a hablar y enseñar su trabajo a cualquiera que se mostrara mínimamente interesado, hablaban con agentes literarios y editores, pontificaban en bares y habitaciones de hotel configurando – cuando apenas habían dejado atrás  la adolescencia- un movimiento cultural y existencial que cambió la literatura de su país y marcó poderosamente la europea, y cuya influencia satura todavía la creación literaria a ambas orillas del Atlántico. “En algún  lugar –dice Miller- un joven de 16 años está a punto de iniciar un viaje sin destino, en un coche de ocasión, a la búsqueda de una locura que destruyó los mejores espíritus de toda una generación”.
A pesar de las muchas discrepancias, evidentes, Ginsberg y Kerouac se inspiran e influyen mutuamente y sus “Cartas” son un retrato, de facetas desconocidas, de dos hombres que encabezaron el movimiento cultural que define a su generación. Con el tiempo, y el aumento de la popularidad de ambos,  las cartas se van haciendo más distantes, más esporádicas; Kerouac parece escribir siempre ebrio; Ginsberg en un viaje alucinado. Inexorablemente, la correspondencia prefigura un final trágico y es también  el testimonio de un recorrido de autodestrucción.



DESTELLOS DE MI MUNDO
Por Marta Díaz
Marta deja, por el momento, de mandarnos Destellos y se ha pasado a hacer crónicas de sus viajes.
Pero si se leen despacio en estas crónicas, escondido, brilla un destello.

EL PAULAR

 ¡Cuidaros que vienen curvas!
¿Por dónde?  Por Navacerrada hasta llegar al Paular a una casa preciosa y cómoda después de las reformas.
La dueña me dice que hace muchos años en esa casa se hacía papel con la madera.
Con ese papel se hizo una copia de El Quijote de Cervantes
Digo que por eso la casa es de piedra, madera y papel.
 La casa es grande y hacemos kilómetros para llegar a nuestros aposentos y al punto de reunión
Tiene varios panoramas de vistas, no os los perdáis que son fenomenales.
¿Y sabéis qué?  Tiene un lago para hacer piraguas y a remar.
Como dice la canción ¡rema, rema marinero!
Es muy divertido remar en las  piraguas. En cada una vamos dos y compartimos también con  los demás.
Te das tus baños y a tú gusto.
El lago es tranquilo pero no tiene horizontes, más allá de los pinos y las rocas

¿Algunas vez has visto Cuéntame cómo pasó?
Esto es lo mismo en el Paular, pero ya somos mayores y fuimos  amigos de infancia y nos íbamos de veraneo juntos y ahora nos encontramos  en pocas ocasiones de mayores, porque todos están casados y cansados con hijos. Vuelta a empezar con los hijos ahora.

                                      
                                       AL DIRECTOR QUE LE DEN


Sr. Director
Los antiguos decíamos que lo publicado en el BOE, Boletín Oficial del Estado, iba a Misa. Su seriedad está confirmada porque es una revista sin fotografías. (Tuve un amigo que estudiaba oposiciones para fotógrafo del BOE)
Resulta que ahora no está bien visto creer en la Biblia ni en el Corán. Si tampoco podemos creer en el BOE ya que ha dejado de ser infalible y  tiene una columna de rectificaciones mucho me temo, señor director, que los muros de esta civilización se estén derrumbando.
Artemio Pendolista



Leyendas Urbanas

El señor director me remite un montón de comunicados que le han llegado originados por mi anterior Leyendas Urbanas, ese trabajo sobre la chica de la curva. Me voy a referir a unos pocos:
La asociación feminista de Boadilla del Monte, dice que si el novio se mató también en la curva, no entienden por qué él no la acompaña, pálido y ojeroso y con gayumbos translucidos. Es un episodio machista.
El párroco me dice que él ya propuso en 1.972, que se colocara, en la cuneta próxima a la curva de la aparición, un aspersor de agua bendita.
La Guardia Civil que pidió la colocación de un radar con cámara para poder multar al cretino automovilista que parase el coche en plena curva para recoger a la autoestopista.
El entonces Jefe local del Movimiento en Pozuelo, como autoridad civil en aquellos años, indica que la aparición estaba subvencionada por el contubernio marxista-masónico para socavar la fe inquebrantable del pueblo católico.
El secretario de los morados en Villarejo, acusa que es una ocultación de la Memoria Histórica y que la chica está en el paro.

Desde aquellos años, no se ha vuelto a tener noticias de repetición del  fenómeno. Las razones pueden ser:
La chica pudo toparse con un conductor que estaba como un queso y siguió viaje con él.
Que un conductor audaz la rociase con un insecticida efectivo para luciérnagas y mariposas nocturnas.
El cambio del entorno, con la desaparición de árboles y  de los viejos chalets de granito esotérico, sustituidos por bloques de hormigón y ladrillo, la conversión de las viejas carreteras en autovías donde la velocidad de los vehículos impide hacer autoestopismo, imposibilitan estas apariciones espectrales.
Además, la wifi es nocivo para los ectoplasmas.

El Matritense castizo



GALERIAS DE SOUVENIRS


Autobus en horas punta de Medellín, Colombia.


El noctámbulo, nº 33 / 4ª Época  /  02 de Septiembre de 2.018                                                                    Página  1
Cumpliendo la reglamentación vigente, señalamos que el Propietario y Director de El noctámbulo y de  Posada Literaria es el señor don Luis Díaz Garrido, mayor de edad en exceso, español.                                                                   proisa@digimedia.es