sábado, 12 de septiembre de 2020

El noctámbulo nº 53 del 12 de septiembre de 2020

 



El noctámbulo

Informativo amplio              Edición Viernes Hoy 12 de septiembre de 2.020 nº 53    Precio: 2 reales

 La nueva normalidad volverá a traer bañistas

Aviso de la redacción

Este número iba a salir a la palestra a finales de junio, pero las circunstancias y que el director volvió a retirarse a su cabaña en el desierto de Gobi, retrasó casi tres meses la edición.


SUMARIO

1.       TESTIMONIO DE VIDA, por Juan Quintín

2.       EL BUEN VIVIR, por Luigi Palatino

3.       RINCÓN DEL VIRUS, por Cortázar jr.

4.       ESQUINA OESTE CINE: Mattias&Maxime, por Julia Blanc-Sec

5.       ESQUINA NORTE LIBROS: Lo que yo llamo olvido, por Julia Blanc-Sec

6.       DESTELLOS DE MI MUNDO, por Marta Díaz

7.       AL DIRECTOR QUE LE DEN

8.       LEYENDAS URBANAS, por El matritense castizo

9.       GALERIA DE SOUVENIR

 

TESTIMONIO DE VIDA N0 53

CONFESIONES

Por Juan Quintín

Con esto de tomarme la temperatura y medir mi nivel de oxígeno, como Santa Teresa no vivo en mí.

Lo cuál se traduce en que no tengo ganas de escribir.

Recuerdo que en mi vida he tenido varios confinamientos. El primero durante la guerra civil, de casi tres años o sea que aprendí a andar en el pasillo de nuestra casa. Después una reclusión de unos dos meses en el Cuartel de Getafe, hasta jurar bandera. No cuento de una reclusión placentera en un hotel de Gran Canaria, porque fue muy corta. También tuve que estar encamado un mes en la UCI del Hospital Puerta de Hierro cuando unas tuberías internas se atoraron y me produjeron una doble embolia. Debió haber mas reclusiones, pero ya no me acuerdo o fueron muy breves.

En el número 52 me quedé en el final de mi servicio militar obligatorio, que para el personal normal suponía su confirmación de adulto. Para mí que termine con más de 24 años, no necesitaba confirmarme de adulto y dentro de mí en las profundidades de mi sentina, sigo siendo un jovenzuelo que muchas veces se ríe de sí mismo. En los momentos actuales mucho me temo que empiezo a reírme como las hienas.

Estoy planificando mis nuevos testimonios.

Iré describiendo experiencias y por supuesto aciertos y errores.

 

 EL BUEN VIVIR

CHARLETAS DE CONFINAMIENTO

                                                                                     Por Luigi Palatino

Devo confessare che, nel mio ristorante, nonostante il confinamiento, non cuociamo confites.

 

Hay un restaurante de la competencia que hace unas estupendas tartas de queso a las cuales yo después las doy il mio tocco maestro de rociarlas con una adecuada adición de mermelada de arándanos.

 

Decía un mentor que tuve, un tal Juan Quintín, que el mejor blanco es un tinto y el mejor postre un queso. También decía que terminar una buena comida con dulces es un toque de inmadurez gastronómica.

 

Aquí en mi ciudad, el día que avisaron lo de la alarma, el personal se arremolinó en los supermercados y vaciaron las estanterías con especial fijación en el papel higiénico. Al día siguiente todas las estanterías estaban llenas y las ansias se calmaron.

 

Como no pude lucir mis habilidades culinarias, en este tiempo de reclusión monacal, caí en la tentación de practicar cocina japonesa que luego me comía entre-pan como bocadillo exótico

 

Empecé por el clásico Ramen, después me pasé al conocido Sushi y presa del aburrimiento llegué al Katsudon.

 


 Telemáticamente hablé con Lewis Wooster, que el confinamiento lo pasaba con sus estimados e irrepetibles gin-tonic y le ofrecí que probara con el Shogun-tonic

 Tenía de mis tiempos de ofrecer chupitos a los clientes, entre las botellas de Pacharán navarro y las anticuadas botellas de Cazalla y Anís del Mono, una olvidada botella de Sake Shogun

Los ingredientes son 140 ml del citado Sake, 1 cc de zumo de Yuzu, 60 ml de Tónica, hielo y una rodaja de limón como ornato.

 Hubo variantes. Lewis preparó todo con la base de 1 litro de Sake. En cuanto al Yuzu como no podíamos ir a una tienda japonesa, pensamos que el zumo de níspero sería un buen sucedáneo

Lewis no empleó zumo porque dijo que las frutas le producen flato, aunque fuese en gotas.

 Alcune delle mie maschere huelen a sake.

 私はあなたが何を意味するか知りませんが、彼はかわいいです。

 No se que quiere decir pero queda mono

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 RINCÓN DEL VIRUS

 

Por Cortázar jr.


 

·                                                                                                               El futuro imperfecto de la mirada

 Cuando todo acabe felizmente, que acabará, la imagen de los rostros enmascarados permanecerá en el archivo de nuestra memoria durante mucho tiempo y se colará en nuestras pesadillas. Lo mismo que la nueva «distancia social» que está llamada a cambiar las relaciones entre las personas, los grupos e incluso las sociedades.

 Se han acabado los abrazos y los besos, llega el tiempo de la mirada, de las miradas y de los gestos que tienen que decirlo todo. El futuro se parece al libreto de una obra teatral de mimo que viene para cambiar nuestra identidad. La crisis es sanitaria y económica pero también cultural y psicológica.

Escondidos detrás de la máscara, depositamos toda nuestra confianza en los ojos. Cuanto más bonitos mejor, pero valen todos; aunque –nos lo enseñaron de pequeños- ya sabemos que hay miradas que matan.

                                                 La alegre Buhardilla

Separata cultural      Edición conjunta El noctambulo 12 de septiembre 2.020  nº 53                 Precio: 2 reales

 ESQUINA OESTE: CINE

Por Julia Blanc-Sec


“Matthias&Maxime”
, al final del túnel nos espera el cine

 

“Matthias&Maxime”, una de las primeras películas que se estrenaron en salas de cine, a dos días del final del estado de alarma provocado por la pandemia de Covid-19 y cuando ya toda España había salido del confinamiento, es una excelente noticia, un paso más hacia esa normalidad que llamaban nueva y que resultó que ni era normal ni era nada nuevo porque se me escapa quien puede llamar normal a una sociedad enmascarada, que la calle Fuencarral parece el carnaval de Venecia cuando en Venecia se habían hartado de tanto turista y querían espantarlos.

Pero volvamos a lo nuestro. Estrenada en el Festival de Cannes 2019, donde la crítica no fue unánime y también los aplausos sonaron divididos, es el octavo largometraje del canadiense québécois Xavier Dolan (“Laurence Anyways”, “Yo maté a mi madre”, dos veces premiado en Cannes, con “Mommy” en 2014 y “Hasta el fin del mundo” en 2016) que nos habla de la juventud, la amistad, los conflictos entre generaciones y las preferencias sexuales, temas todos ellos recurrentes en este realizador, considerado en sus comienzos como “el niño prodigio del cine canadiense de habla francesa”.

En Montreal, en un variopinto grupo  de amigos de la infancia, la hermana de uno de ellos- una snob que masca chicle continuamente y habla en una desesperante mezcla de inglés y francés-  tiene que rodar un corto para la universidad y pide a dos de los chicos, Matthias y Máxime,  -heterosexuales,  uno prepara su viaje de exilio a Australia y el otro está a punto de casarse- que participen besándose.

Tras el beso, que no es algo anodino, los chicos  (interpretados por Gabriel D’Almeida Freitas y el propio director, Xavier Dolan) empiezan a interrogarse acerca de sus preferencias en materia sexual, lo que les lleva a comportarse de manera extraña para el resto del grupo, a replantearse sus metas existenciales  y a hacer que se tambalee el equilibrio de su círculo social.

Mezcla de confidencias personales y ficción, para el realizador Dolan « es una historia de amor y amistad muy diferente de lo que he hecho antes, concentrada en un grupo de amigos que se interrogan sobre su lugar en la sociedad, el amor y el género. Es una película distante, menos latina ».

 Modesto melodrama introspectivo sobre la homosexualidad rechazada por dos amigos que de pronto descubren que se atraen mutuamente, sobre el machismo larvado en una generación de veinteañeros “modernos” y también en sus madres, algunas de ellas solteras, “Matthias&Maxime” no ha tenido una buena acogida en los países donde se ha estrenado que, por otra parte y a causa de la pandemia no han sido demasiados. Es una de esas películas que los espectadores aman u odian. Y quienes la critican en negativo reprochan a su director ser repetitivo, no renovar las temáticas, un egotismo autocomplaciente…No es fácil olvidar que un Xavier Dolan muy joven fue en 2012  el autor de la casi perfecta “Laurence Anyways”.

Se puede ver el tráiler en:https://youtu.be/2kNWbHu_X08

 

ESQUINA NORTE: LIBROS

Por Julia Blanc-Sec


Lo que yo llamo olvido, para leer aguantando  la respiración

 y lo que ha dicho el fiscal es que un hombre no debe morir por tan poca cosa, que es injusto morir por una lata de cerveza…”

Una frase, una sola y única frase que se extiende a lo largo de las 58 página de esta peculiar novela titulada Lo que yo llamo olvido (Anagrama ,2013),  escrita por una de las voces más originales y auténticas de la más puntera literatura francesa, Laurent  Mauvignier. Una única frase que es como una ola invasora que nos sumerge sin haberla visto venir, para convertir en un relato de ficción la historia de Michaël Blaise, martinicano de 25 años, a quien el 29 de diciembre de 2009 mataron a golpes cuatro “seguratas” de un supermercado de Lyon bajo el ojo vigilante de una cámara que lo grabó todo. Michaël, como nuestro protagonista sin nombre, había cogido una lata de cerveza de una estantería y se la había bebido sin poder llegar a suponer, ni remotamente, que aquel gesto le valdría salir del centro comercial en una camilla, con la cara cubierta, camino de la morgue.

Había entrado en el establecimiento sin  una meta, anduvo deambulando un poco por los pasillos hasta que decidió dirigirse a la zona de bebidas.  Cogió una lata de cerveza “de las de abajo, las menos caras, en un acto reflejo porque nunca llevaba dinero para pagarlas”, tiró de la anilla y se la bebió. “No sé en qué pensaba al apagar su sed. Por el contrario estoy seguro de que entre el momento en que entró en el supermercado y el de su detención por los vigilantes, ni él ni nadie habría podido imaginar que no saldría nunca”. 

Mauvignier se ha comprometido hasta el tuétano con un suceso que se presentaría como ordinario, incluso banal si su protagonista no hubiera perdido la vida, y ha  prestado su voz a un desconocido; carece de importancia saber de quien se trata pero en todo caso no es un testigo neutral, es alguien que conoció a la víctima y que en un sola frase intenta explicar lo que pudo ocurrir  al hermano del muerto , y de paso al lector, en un relato entrecortado que camina atrás y adelante como acostumbra a hacerlo la vida, pasando del “yo” al “él”, hasta trazar un dibujo casi completo de aquel torturado  anónimo “ justo hasta el momento en que no le quedará más que la desnudez y  el frío tumbado en un colchón de hierro o de acero inoxidable, y también,  prendida a un dedo del pie, una etiqueta con su nombre, un número”.

Una frase, una única frase, sin mayúscula inicial y sin punto final, una escritura que únicamente se sirve de las comas y evita magistralmente los puntos, una frase que se mueve en espiral a lo largo del relato ampliando el radio de la descripción, aumentando la visión del suceso hasta convertirlo en esa imagen que se hace definitivamente nítida cuando se le aplica la lupa del desmenuzamiento de los hechos, cuando como en el mejor periodismo ya casi periclitado la narración responde a las seis preguntas fundamentales que debe contestar la descripción de la noticia; sin interpretaciones,  con la mayor objetividad de que es capaz el escritor, los hechos descarnados son suficientes para mover al lector a la indignación y la compasión.

Desafortunadamente, la sociedad que nos ha tocado en suerte se ha vuelto casi insensible a los detalles, nos hemos  acostumbrado a pasar corriendo junto a los mendigos, los sin techo, los emigrantes sin papeles, los maltratados por la vida, los maltratados también por la fuerza, el estado, la policía y los vigilantes privados; una sociedad en la cual “la muerte no es el acontecimiento más triste de mi vida” porque lo que es triste “en mi vida es este mundo  con seguratas y gentes que se ignoran en sus vidas muertas como esta palidez, esta muerte constante de cada día”. Y, como testimonio, esas palabras de un fiscal asegurando que un hombre nunca debería morir por tan poco.

“Cada vez que abrimos un libro de Laurent Mauvignier parece que la desgracia del mundo hincha sus páginas –leo en el comentario de un lector apasionado-.  Pero Mauvignier no es un cocker triste encargado de anunciar las malas noticias, es un escritor. Toda su obra demuestra que la compasión no necesita del melodrama, que el duelo no es un consuelo ni el dolor una renta; que el silencio es un grito”. Porque en el libro la víctima no pronuncia una sola palabra, es su silencio el que recorre las páginas, el que explica que no debería morir ahora y que “con la muerte se termina el miedo a morir”. En este caso la muerte no forma parte de la vida como es habitual, la muerte es un hecho diferenciado, inesperado, bastante insólito y desde luego injustificado e injusto, que hace que la vida pueda escaparse bruscamente cuando momentos antes todavía podíamos tocar, sentir, ver todo lo que teníamos alrededor.

El fiscal lo ha entendido: “un hombre no debe morir por tan poca cosa, es injusto morir por una lata de cerveza”. Aunque el fiscal, lo mismo que los periodistas, pretenderán comprender lo que ha pasado intentando circunscribir a la víctima en una categoría: sin techo, ladrón, vagabundo, con antecedentes, rebelde…, una categoría que pueda justificar la muerte violenta, darle un sentido, normalizarla; en una palabra, intentarán convertir la realidad en un “reality”, para adecuarla a las normas en vigor.

Escribir sobre esta absurda desaparición es, de alguna manera, una forma decir “yo me acuerdo, me acuerdo de ese drama, me acuerdo de ese hombre y sobre todo me acuerdo del valor de una vida, cualquiera que sea. Es luchar contra la pequeña muerte cotidiana”. Lo que ha hecho Laurent Mauvignier escribiendo Lo que yo llamo olvido  y resucitando a ese chico que  deambulaba  frecuentemente por las calles cercanas a Montparnasse, arrastrándose desde por la mañana en un vagabundeo errático salpicado de relaciones sexuales con hombres y mujeres,  es también un loable ejercicio de memoria colectiva y al final “ una historia indignante evocada en una única frase que discurre sin principio ni final como la vida que continúa a pesar del aislamiento, el rechazo, la injusticia y la muerte”.

 Anagrama, Colección Panorama de narrativas

Traducción Javier Albiñana

ISBN 978-84-339-7861-5

58 páginas, 8,45 €

___________________________________________________________________________________________

 

DESTELLOS DE MI MUNDO nº 53

Por Marta Díaz

 

CRUCEROS

El viaje de placer en los barco que dura varios días, o semanas en que se hacen escalas en diversos los puertos para efectuar visita turísticas.

Los cruceros por el Mediterráneo estas vacaciones hará los cruceros por el Caribe, o donde sea diferentes de los Océanos de los mares donde miramos y nos vayamos.

Realizar largos viajes y brindar un sinfín de los servicios de los pasajeros, que la abordan los viajes de los cruceros en la actualidad unos de los referentes mas claros de los estilos de  turismos marcando por el lujo, la opulencia y comodidad.

Los barco cuenta con montones camarotes para los pasajeros, para que descanse y  desconectases, para hacer excursiones cuando lleguemos a los Puertos, con autobuses, o andando y disfrutando el día.

Lo mejor de todos es disfrutando las actividades que se hace con los monitores, también tiene yacusis, gimnasios un poco de todo.

No perdáis las vistas y lo mejor de atardecer hasta que se esconde el sol y sale el horizonte todos tipos de las lunas y ya nos metemos a las cubiertas y vamos a cenar.

Las cenas es divertidas porque disfrutar mucho nos tocas el pianos, o la cena de Capital hay que ir bien vestidos, a veces se disfrazan los camareros y nos pones los platos típicos de las ciudades turísticos que dejamos atrás.

Después de cenar siempre hay espectáculos, o rifas, bingos para entretener por las noches antes de ir a dormir.

A principio de todo nos hacen varios simulacros como hacerlo, no va a pasar nada, para que estemos preparados y como colocamos los chalecos para flotar en los mares.



                                                   GALERIA DE SOUVENIR

Grafiti bizantino


Manía tunecina  de coleccionar piedras blancas


 Cerrado por confinamiento

¿Existió alguna vez?

  

El noctámbulo, nº 53 / 5ª Época  / 23 de Junio  de 2.020                                                                                  Página 1

Cumpliendo la reglamentación vigente, señalamos que el Propietario y Director de El noctámbulo y de  Posada Literaria es el señor don Luis Díaz Garrido, mayor de edad en exceso, español.                                                                        luisdiazgarrido1@gmail.com