El noctámbulo
Informativo
amplio Edición de Hoy martes
06 de Marzo de 2.018 nº 14 Precio: 1 real
MUNDO ABIERTO
HONDURAS: UN SENTIMIENTO DE INFERIORIDAD III
Por Marelvis Orellana
Honduras
es un país muy interesante y sus gentes son encantadoras.
El título
de la columna refleja un sentimiento que tuve en mi primera estancia. Tal vez
por la dominación española anterior a la dominación de las cinco familias que
controlaban el país.
Era como
si la población se resignase a una posición de inferioridad. En los últimos
años esta sensación puede haber cambiado, o por mi parte así lo he notado.
Mi primera
estancia se fijó en Tegucigalpa y la segunda en San Pedro Sula, las dos
ciudades más importantes.
Voy a referirme a la primera época y más adelante
me referiré a la segunda. Entre ambas etapas, Honduras evolucionó social y
económicamente, así como políticamente. El paso del huracán Mitch cavó una
brecha en el crecimiento del país.
Tegucigalpa
tiene un encanto que comienza con su nombre de resonancia indígena y se
complementa con su asentamiento en colinas que caracterizan su aspecto original,
con las luces encendidas en las viviendas de las laderas por las noches. Conservo
una vieja postal de los años 20 con Tegucigalpa bajo un manto de nieve
Ahora,
Tegucigalpa tiene una población de 1,6
millones. Una sorpresa en 1978 fue recibir una información oficial del
Ministerio correspondiente, en la que se daban cifras aproximadas (sic) del
censo del país. En aquellos años, la presencia del ejército en todos los
aspectos de la vida era muy penetrante. Mi primera estancia coincidió con el
periodo final de la dictadura militar y la preparación de las primeras
elecciones, debatidas entre el partido Liberal de color rojo y el partido
Nacional de color azul. No hay nada nuevo ni original en este mundo.
Comayagua es una ciudad próxima a Tegucigalpa con la que
está hermanada. Antigua capital de la Republica, me dijeron que un obispo se
negó a la presencia del Presidente con su amante en un acto religioso solemne, y
que el Presidente se cabreó y se llevó la capitalidad a Tegucigalpa.
Acompañé al equipo técnico en una visita previa a esa ciudad, ya que en sus
proximidades se iba a establecer la fábrica objeto de nuestros afanes.
Todavía recuerdo el azoramiento de esos españoles cuando
la alcaldesa de Comayagua, en su recepción de bienvenida, se felicitaba por la
llegada de sangre nueva y además española
para la repoblación de la ciudad. Siguiendo con el espíritu de la
recepción, nos llevaron a una especie de Museo Científico dotado de
innumerables frascos de formol con toda clase de bichos y de fetos extraños,
entre ellos algunos humanos.
Cerca de la ciudad había un penal con un nombre curioso
como El Descanso, o algo así, con un gran cartel Pepsi-Cola invitando a la felicidad
en el portón principal.
De Tegucigalpa a Comayagua íbamos en carro todos los
días. Parábamos a repostar en un surtidor a la entrada de la ciudad. Debido a
la escasez de tráfico, el dueño esperaba a los clientes tumbado en una hamaca
tendida entre árboles. Un día nos acercamos a despertarle y al retirar la
frazada que le cubría vimos que estaba degollado.
BAGATELAS POLITICAS
Jubilados
Por Inés España
Tuve un amigo economista de título pero no de
profesión. Su titulitis y tal vez su
machismo le hacía comentarme, hace años, que la plana mayor de RUMASA era toda
de economistas y de hombres, sin ingenieros ni mujeres. Así les fue.
Soy jubilada, aunque decir esto proporcione
pistas para situar mi edad. Como tal
quiero opinar, y no tolero que lo hagan economistas en activo o
procedentes de empresas fallidas o de gobiernos corruptos, ni en general de hombres
con más sueldo que el que yo nunca tuve. No digamos de los políticos con su
jubilación vitalicia y sin pagar IRPF sobre unas prestaciones de escándalo. No
están habilitados para buscarnos soluciones.
Debemos hablar los jubilados y sin ser
economista se me ocurren unas ciertas líneas de posible solución:
Ya que hemos cotizado y pagado el IRPF en
nuestros años mozos no deberíamos pagar el IRPF en su porcentaje actual. Debido
a que la pensión se calcula por las bases cotizadas en años anteriores, el IRPF
se debía calcular de forma idéntica y se originaría una aplicación de
porcentaje de IRPF a los jubilados más reducido que el actual, y escalonado. Lo
ideal sería llegar a cero en un plazo de acuerdo con la economía.
El incremento de la pensión se basaría en un
IPC de jubilados, calculado por los
incrementos de precios en los consumos elementales, agua, luz, gas, alimentos
básicos. Para la franja de pensiones altas podría ser este mismo IPC de
jubilados, pero con coeficientes correctores según el valor de las mismas.
Los Planes de Pensiones, que solamente pueden
permitirse los que más ganan, deberían tener el aliciente de un IRPF parejo al
de aplicación a las pensiones de la Seguridad Social.
Con estas medidas, el neto de las pensiones
se incrementaría mucho más que con los raquíticos incrementos políticos y estaría
más de acuerdo con las fluctuaciones siempre en ascenso del coste de vivir.
Reducir el número de funcionarios de las tres
Administraciones actuales, así como políticos, senadores, diputados
autonómicos, asesores,… y añadir una reducción sustancial de sus prestaciones. Impulsar
el cese de todos los personajes del mal vivir supondría un gran ahorro
Siendo jubilada, no solicito que esta inmensa
cantidad de ahorro se destine solamente a nosotros, a nuestra virtual y casi inexistente hucha de las
pensiones. Hay mucho que hacer en Educación, Sanidad, Formación e Inversiones
para empleo juvenil.
Seguro que este recorte eminentemente social tendría
la ventaja de salir de administradores que no administran, que no son
gobernantes sino políticos con vocación de mandanga.
AL
DIRECTOR QUE LE DEN
Pregunto al señor Directo qué extraña razón le ha llevado a valorar este
periódico en un real, en estos tiempos republicanos. Si era por dar un salto
atrás, podría haberlo cifrado en maravedíes, moneda más potente; y si se
tratara de dar un salto adelante en bitcoin, moneda tan virtual como El
Noctambulo
El cambio de euros a pesetas, o a reales, puede ser un motivo de
zaherimiento mutuo:
Mi parienta me dice: “vaya lujo, una propina de casi 1.000 pesetas”
El sufridor que soy yo contraataca: “Una cremita de belleza de 40.000
reales. Espero que sirva para algo”.
Juan Manuel de Las Rozas
La alegre
Buhardilla
Separata cultural Edicion conjunta con El noctambulo de Hoy 06 de Marzo de 2.018 nº Precio: 1 real
ESQUINA
SUR
LEONARD COHEN
Por Mister
Bob Galves
« Dance me to the end of love » (Leonard Cohen, del álbum
« Various Positions », 1984)
https://www.youtube.com/watch?v=NGorjBVag0I
Eran los últimos días del verano
de 1970 y estábamos en la Isla de Wight. Éramos los “beautifulpeople” de los vestidos indios, los
pantalones de campana, los abrigos
afganos y las flores en el pelo. Habíamos ido a escuchar a un puñado de figuras
punteras del pop, el rock, el folk e incluso la psicodelia, que se daban cita
en los “tres días de música, amor y paz”, repetición europea de los Woodstock y
Monterrey estadounidenses que habían conseguido reunir a decenas de miles de
aquella generación de los “muy jóvenes y
muy guapos” que deambulaban por las calles y los parques occidentales, creaban
comunas y habían adoptado la música por bandera.
Acampados en tiendas multicolores, entre las que correteaban espléndidos
niños semidesnudos, porque el tiempo nos respetaba y lucía el sol en el Canal
de la Mancha, tuvimos la suerte y el gustazo de escuchar a JimmiHendrix, Joan
Baez, TheDoors, TheWho, Joni Mitchell, Melanie, Donovan, Miles Davis,
JethroTull, Chicago, Gilberto Gil…una docena de músicos más …y Leonard Cohen.
Leonard Cohen, un judío canadiense (casi una excentricidad entonces) que
era de los “mayores”, tenía 36 años y una carrera a la espalda como poeta, acababa de terminar su relación con la
noruega Marianne, y cantaba el poema y la música que le había dedicado: “So
long Marianne”.
(Especial para románticos y
sentimentales: en julio de 2016, cuando supo que a Marianne le quedaban pocos
meses de vida, Leonard Cohen le escribió una hermosa carta en la que le llamaba
“mi amor eterno” y le decía que, como en las pinturas del techo de la Capilla
Sixtina, sus manos se prolongaban hasta juntarse. Además, le anunciaba que
tampoco él iba a quedarse mucho más tiempo en la tierra; de hecho, falleció el
11 de noviembre de ese mismo año).
Con el tiempo, Leonard Cohen, el hombre siempre triste que salía al escenario con borsalino, el artista elegante que ha dedicado canciones
inolvidables a todas sus mujeres (“Chelsea Hotel” para Janis Joplin, “Suzanne”
para la madre de sus hijos), se ha
convertido en uno de mis cantautores-fetiche, con el mismo peso específico que
Jacques Brel, George Brassens, Léo Ferré, Paco Ibañez, Joan Manuel Serrat, Aute
o Fabrizio de André.
Quince años después de la Isla de Wight, en las noches de radio, cuando
nuestros oyentes eran las enfermeras y los panaderos de guardia, los taxistas y
Pilar Miró, a quien le falló el corazón antes de tiempo, el tema “Dance me to the
end of love” era una despedida reiterada. A las tres de la madrugada, la voz
ronca y susurrante de Leonard Cohen es un lenitivo para corazones solitarios.
(Al parecer, y según el propio Leonard Cohen, durante el Holocausto, en
algunos campos de concentración los nazis obligaban a los prisioneros que eran
músicos a tocar piezas clásicas mientras sus compañeros morían en las cámaras
de gas y los crematorios. “Bailad conmigo hasta el final de vuestros días”)
“Baila conmigo hasta tu belleza
con un violín ardiente.
Baila conmigo a través del pánico
hasta que pueda refugiarme.
Elévame como una rama de olivo
y sé la paloma que me guíe.
Baila conmigo hasta el fin del amor,
baila conmigo hasta el fin del amor.
con un violín ardiente.
Baila conmigo a través del pánico
hasta que pueda refugiarme.
Elévame como una rama de olivo
y sé la paloma que me guíe.
Baila conmigo hasta el fin del amor,
baila conmigo hasta el fin del amor.
Oh, deja que observe tu belleza
cuando los testigos desaparezcan.
Deja que presienta tus movimientos
igual que en Babilonia.
Enséñame despacio
dónde se extienden los límites.
Baila conmigo hasta el fin del amor,
baila conmigo hasta el fin del amor.
Baila conmigo hasta la boda ahora mismo
baila conmigo sin descanso.
Baila conmigo con ternura
baila conmigo largo rato.
Los dos estamos por debajo del amor
los dos flotamos encima.
Baila conmigo hasta el fin del amor
baila conmigo hasta el fin del amor…”
Cumpliendo la reglamentación vigente,
señalamos que el Propietario y Director de El noctámbulo y de Posada Literaria es el señor don Luis
Díaz Garrido, mayor de edad en exceso, español. proisa@digimedia.es
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