La Posada Literaria
Separata
de El noctambulo 12 de Febrero de
2.018 nº 1 Precio: 1 real
Poemas de Ausencias
I
Barquilla loca, desmayada en la
deriva
inerte al soplo alisios.
Barquilla loca, tan manchada, tan
salobre
su color vivo, se confunde con las
algas
muertas.
Barquilla loca, tan fría y tan sola,
buscando doradas playas de quietud
sorteando ásperos arrecifes.
Te llamo desde la orilla. Mis pies
en el agua, mi alma en un grito,
mi corazón apuntándote, presto a
dispararse.
Te llamo desde la orilla.
Me arropo en la soledad. Manto tibio
de tu ausencia. Como me duele tu
bogar lejano.
Barquilla loca, tan loca de marear y
navegar.
Descansa en la playa. Abate tu
velamen.
Barquilla serena en mi regazo.
II
El aire revuelto,
la mar empinada,
como duele el sol
en los ojos del alma.
Calladas las horas
lentas y agónicas
siento como mi camino eterno
se estrecha y acaba.
Entre penas y esquinas
Mi corazón se debate.
El fiel amigo dulcemente
se para y acaba,
bajo el aire revuelto
entre la mar empinada.
III
Mi clamor es eterno, pues infinita es
mi pena.
Si tú, no lo comprendiste así,
¿Por ventura, esperas que alguien lo
comprenda?
IV
Gira la loca rueda del mundo.
Gira estrepitosamente conmoviendo
el reposo de los santos y de los
astros.
Gira la vida a mí alrededor
en un carrusel magnifico,
del cual yo no tengo parte.
Atado al pesado lastre de mi soledad,
me hundo y me hundo,
más y más,
en cada giro del remolino que me
circunda.
V
Que extraño sueño
Que pronto despertar a la realidad
amarga
de esta mi fallida vida
VI
Dime de mi vida.
Dime lo que hiciste con este, mi
pobre y tembloroso ánimo.
Dime en que rincones de tu alma
guardas tu ternura.
Dime de tantas cosas calladas entre
los dos.
Y tú no dices nada.
Hemos cerrado el libro.
En él, seco y marchito, un corazón
que es el mío,
no escucha nada de lo tú puedas
decir,
porque solo, triste y marchito,
muere de tanto silencio.
VII
Sombras adoradas, tus ojos velados
en oscuros y morados cercos,
no miran a mis ojos.
Serenos y quietos,
inmóviles y muertos,
me hacen gritar:
Levantaos y andad ¡
VIII
Con mis pobres manos extendidas,
como pobre ciego que soy,
tanteo la inmensa circunstancia
de mi alrededor.
Pido, por amor,
un poquito de lumbre para mi candil.
Tu llama y tu fuego pasaron junto a
mí.
Extendí de nuevo mi candil y te pedí
una limosna de luz.
- No puedo,
- dijiste,
- que mi dueño no me la deja dar.
Tu luz se fue.
Como maldije a tu dueño,
que me condenaba a un horizonte de
cerrada noche.
IX
Virgen de amor te quise a mi lado.
Caricia primera fuera la de mi mano.
Despertar tu primavera de corazón.
Sediento caminante, fuera yo el único
que estuviera en el secreto de tu manantial escondido.
Cuando pensativa quedabas, creía que
lo hacías en caricias lejanas,
Y tonto,
Y orgulloso,
las mías no te daba.
Ay de mis caricias fallidas!
Como quieren escaparse de mis dedos
dormidos. Y en el vasto mundo buscarte.
Y tal vez entre caricias, besos y
fuentes lejanas, encontrarte y te dejen callada, pensando, en mi
sed dolorosa de tu ausencia.
(Este conato de Poesías ha
sido rescatado de un viejo cuaderno de hace 60 años escrito por Luis Díaz Garrido )
Cumpliendo la
reglamentación vigente, señalamos que el Propietario y Director de El noctámbulo y de Posada Literaria es el señor don Luis
Díaz Garrido, mayor de edad en exceso, español proisa@digimedia.es
Si hace 60 años ya mostrabas ese ESTAR... y como los buenos vinos has mejorado en tu caminar... es un placer asistir a este nuevo despertar...
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